La batalla por erigir: Cristóbal Campos y su lucha por revivir

Dicen que Dios le da sus mejores batallas a los que se erigirán héroes, a quienes sobrellevan el temor, enfrentan la desdicha, van ahí y luchan por los suyos. Campos se debate entre el dolor, la templanza, y volver a nacer.

A nadie dejó indiferente lo que ocurrió la madrugada del 2 de septiembre de 2024. El ex golero azul y canterano, Cristóbal Campos, sufría un terrible accidente automovilístico en la ruta 78, camino a Santiago. El sitio del sucedo daba cuenta de la magnitud de algo que dejó a todos estupefactos a primera vista, donde si alguna vez un alma rondó allí, esta ya no se podía escuchar ni ver. Y es que el vehículo donde viajaba el golero que hoy defiende los colores de San Antonio Unido, equipo de 2da división, estaba hecho añicos, ningún fierro o lata quedaron intactos, todo se torció al poder de la velocidad, el impacto fue de tal magnitud que el vehículo quedo en condiciones de pérdida total. Todo esto, insignificante al lado del estado de gravedad con el que quedó Campitos, y que con el pasar de las horas confirmo algunos presagios horripilantes: El guardameta sufrió una amputación traumática de su pie derecho, es decir, estaba prácticamente colgando. Además, heridas graves, huesos rotos y fracturas en casi todo su cuerpo.

De inmediato, las redes sociales hicieron eco de la noticia, y es que un futbolista que estaba siendo figura, titular indiscutido en el equipo porteño, donde hace una semana atrás había marcado un gol frente a Osorno en la ciudad del sur, vivía un gran momento. De la algarabía por su primer gol, pasábamos al impacto y la tristeza de ver como en un momento fugaz, las leyes del destino se lo estaban llevando. Parecía ser que de esta no volvería. Fue tan cruda la noticia que más de algún hincha al leer lo que sucedió, no dudo en poner sus plegarias en la mano del señor y elevar una solicitud al cielo para que nuestro canterano, aquel que no le tembló la mano de jugar los últimos partidos en el momento más negro del club y cuya última alegría fue la mayor emoción que los hinchas azules vivieron ese 5 de diciembre de 2021, con Campos llorando de lo que fue la alegría más triste de su vida y de las nuestras. Cristóbal, el protegido que debutó en un partido de copa Libertadores con una goleada en contra, soportando críticas y duros retos de sus colegas, que las vio complicadas con la dirigencia y compañeros, el niño protegido de Herrera y llamado a ser el relevo del samurái, hoy con dolor y pena.

No obstante, quienes conocimos a Cristóbal fuera de la cancha, sabíamos de cosas que al final te impactan más aún con esta noticia. Y es que el guardameta, fuera de las canchas, era un amor de persona, que le gustaba compartir con niños, educarlos y darles motivación para el fútbol, haciéndoles entender que el arco no es una posición más. Muy cercano a su familia, compartía la mayoría de las veces con sus padres y familiares. Cuidaba de su madre, cariño especial, y siempre motivaba a quienes serían compañeros en el equipo cuando los juveniles ascendieran. A pesar de ello, en otras instancias tenía algunas deficiencias, y fue justamente una de ellas la que terminó por originar esta tragedia: Su fanatismo por la potencia y la velocidad. Es una sensación particular que a muchos hombres nos guste meterle charla, sacarle toda la energía a nuestro auto y correr porque queremos o nos plazca. Una vez, quien escribe esta nota, vio como Campitos lo pasaba en su Porsche Cayenne a casi 150 km/h en la carretera a la altura de Departamental. Otros colegas comentaban cuando, volviendo de Talca luego de un partido con la U, Cristóbal los pasaba en la ruta 5 Sur a más de 160 y hasta 180 km/h. Quién sabe, tal vez su gusto por presionar el acelerador y sentir que nadie lo puede alcanzar y solo rebasar le provocaba un éxtasis corporal. Según informaron, al momento del accidente se constató exceso de velocidad, esto se corroboraría porque en la estación de carabineros, plena ruta 78, habrían detectado el exceso de velocidad de Campos y habrían ido tras él, momentos antes de producirse el triste desenlace.

Ahora bien ¿Es justa la vida? La verdad es que siempre te pone a prueba, pero tarde o temprano, tus actos son los que te definen o te harán chocar con la realidad, esa que impones por tus decisiones y consecuencias. Si Campos hubiese tomado este tema de la velocidad con la prudencia que debe considerarse, con el cuidado que familia y amigos quieren de él para tenerlo siempre cerca, y tal vez no viviese una vida al límite, hoy lo tendríamos entrenando nuevamente, en convivencia plena con el equipo y sus compañeros, con la hinchada, de locales pero también azules, que lo extrañan volver. Por suerte o gracia, los médicos y doctores del hospital donde fue atendido, lograron salvarse el pie y recomponerle algunos huesos. Fue un trabajo dedicado, cuatro o más horas de cirugía y fierros por doquier, sutileza y expertiz para devolver una vida que a instantes pudo irse de este mundo. Una proeza médica que es mérito de orgullo y de resaltar las habilidades de nuestros profesionales. Hoy, en este momento, Cristóbal Campos sigue batallando por recuperarse bien, y esperemos que todo finalice de la mejor forma posible: Verlo con su familia y amigos, compañeros y conocidos, en vida.

Su carrera se truncó, no volverá a atajar, pero sabemos que la deportividad estará en su corazón siempre, el compromiso de ayudar a su familia y ser un pilar para amigos y referidos mantendrá al golero en un pedestal. El león cae a veces, pero se recupera y va más allá del horizonte para gritar a los 4 vientos, en todas partes, que ruge y seguirá rugiendo, porque los hinchas somos así, queremos a los nuestros y deseamos que su recuperación se traduzca en alegría, esa de vivir, esa de volver a nacer, porque Campos revivirá, se erigirá como héroe de la batalla más dolorosa pero hostil que cada uno de nosotros tiene: Vencer a la muerte. Y ahí estaremos, los hinchas agradeciendo por esta nueva oportunidad, porque seguirá con nosotros, viendo a su equipo o al león, a la U.

Gracias doctores por salvarle la vida, por reconstruir sus cicatrices, por hacer que su vida pueda continuar. Será de una u otra forma, pero seguirá en el reino terrenal, podrá contar esto como enseñanza a que debemos cuidar de nuestra alma, de nosotros y por nuestros seres queridos. Los bullangueros de corazón te cuidaremos, oraremos por ti y celebraremos contigo, cuando la U gane, cuando sea campeón, allí estarás tú.

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