La U es un club grande, forjado por sus hinchas y alma mater, y esta lo tiene todo menos excusas. Una frase el ahora ex gerente deportivo. Y el final aborrecido, tomó un taxi. El día menos pensando, la capitanía dirigencial se fue por la borda, y ya no la recuperaremos.
En la U llevamos récords tras récords, haciendo fama de algo que parece importar más en el mundo moderno: Estadísticas. Pero esos registros son sólo para diarios, analistas, gente que se ilusiona y más. Escobar no era el DT, pero se va con la conciencia tranquila, con un trabajo muy pobre. En la cancha, los números que importan son los goles y las victorias. Lamentablemente, esos números, esas estadísticas, son nefastas, absurdas o mediocres. La dirigencia que está, o estuvo, parece no captar donde están. Tipos ineptos, un salón sin nada bueno, cargos incompetentes, y la búsqueda del éxito a corto plazo. No sé ustedes pero en una empresa seria (futbolísticamente hablando) eso es: derechito hacia el infierno.
Se queman las naves, el combustible no da abasto, intentas poner a quien sea por salvar la misión pero no está a la altura, o creen que lo que vieron antes se puede aplicar ahora. No señores, el camino hacia el éxito requiere pasar por distintas etapas, algunas más duras que otras, y momentos extremos. El fracaso de algunos objetivos es parte del crecimiento, que a largo plazo da frutos. La calidad va por dentro, porque eso debiese ser la U, pero lo facial, la expresión de rostros confundidos, de hinchas que reclaman pero no miran, que anhelan un cambio sin votar o que esperan alguien millonario salve al equipo, es un deseo de cosas imposibles (versaría Amaia Montero). Al final del día, Clark habla con los medios, deja más dudas que sonrisas, parece que no estaban contentos con el plan, el proyecto Roggiero se cayó mucho antes, y ahora, los mismos buitres del pasado, controladores necios que sólo buscan intereses, estarán reflotando un barco oxidado, podrido, hundido en aguas gélidas, porque el termómetro marca 25 grados bajo cero, es decir, descenso seguro lo que vendrá. “Lo mejor para la U hoy en día es trabajar”, eterna frase de un resplandor sin recuerdos.
Se viene la elección del rector en la casa de estudios, tendrá que batallar con los agentes de Azul Azul, la casa deportiva sigue sin identidad, la prensa no clama tanto como antes, la astucia de los representantes estará puesta en la cancha, y la fanaticada llorará, o peor aún, se enfurecerá si el león queda herido de muerte. Salvar el club sí ¿Pero a qué costo? Ufff.
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