Julio ha sido un mes terrorífico, donde el frío invierno se asienta más, las enfermedades respiratorias recrudecen y, bueno, donde un equipo no sale de la parte baja de la tabla. Así es, hablamos de la U, un equipo sin alma, donde el hincha cumple pero los dirigentes qué.
Era el clásico 192 contra Colo Colo, el mejor equipo del torneo, ante un desestructurado cuadro azul que sólo apuesta por mantener la categoría como sea. Un fin de semana negro donde todos los rivales que asechaban a la U ganaron, y donde el cuadro laico nada podía hacer frente a los albos, un plantel que incluso con sus bajas, logró ganar cómodamente, aunque al inicio, todo podía ser color de rosa para el cuadro universitario, pero nada más al inicio, un penal no pudo estallar en grito, y así salimos vivos el primer tiempo, un empate en si mentiroso, porque el segundo tiempo fue de ellos, con un Colo Colo agresivo, el juego clásico del torneo, un ataque letal por las bandas, y un gato que siempre marca. Diferentes realidades que se cruzaron en Talca, contra viento y marea, contra alcaldes inútiles, contra una organización desorganizada, pero con varios hinchas viajando a alentar al león, frente total sabiendo de una posible derrota, pero haciéndole guerra a los precios y la inflación. A esos hinchas que fueron, que se movieron por medio chile, un millón de gracias, y totales.
Pero la otra mitad, los ocultos, los que ayer no estaban: Los dirigentes ¿Apareció alguno, se movilizaron con el equipo, un auto entró al estadio? Al parecer, según la señorita Romina, ninguno, pero ninguno. Que terrible es cuando un equipo pierde, pero es más terrible aún cuando los mandamases no salen a dar cara, frente a decisiones políticas y administrativas que están perjudicando a la U, y acá todos tenemos culpa: hinchas, socios, periodistas, por ahí tal vez algún ser divino, etcétera. Cuando hubo que acusar no fuimos enérgicos, cuando hubo que pelear no fuimos al combate. Pero claro, las soluciones que damos tampoco son apropiadas, o es que hay hinchas que romantizan el bajar a la B para que el club se arregle y pueda volver a las glorias pasadas y recuperar su alma ¿Han perdido el juicio o qué pasó?
La U no puede descender, sería una calamidad por donde se mire, auspiciadores, premios, muchas cosas se perderían. Un cataclismo del cuál costaría volver. Pero si pasa, tendremos que comer mierda por meses y años, sucumbiendo a un nuevo régimen, viviendo las burlas de los otros, mientras ganan títulos y se van a jugar al extranjero copas que no volveremos a tocar. El hincha debe presionar, los responsables deben asumir, el DT a poner exigencias, los jugadores a trabajar y comprometerse, y que Dios nos salve como es con la reina.
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